domingo, 28 de septiembre de 2008

Antila y el rabo de nubes

Por Leandro Estupiñan / leandro@ahora.cu
Fotos: Amauris Betancourt / amauris@radioangulo.icrt.cu



Unas horas después de que Antilla fuera arrasada por el huracán, los habitantes del poblado vivieron otro momento de terror: el nacimiento de un tornado en la bahía.

Era media tarde cuando el brazo de agua y viento iba rumbo a la costa. Si llegaba, una segunda fuerza natural podía retorcer lo ya torcido. Las mujeres se horrorizaron. Un niño le preguntó a su papá si soñaban una pesadilla y el padre quiso calmarlo alisándole el peinado. Para él todo estaba muy claro. Pisaban otro peldaño de la realidad que los había engullido desde la noche del domingo cuando Ike se metió entre calles y pasillos con una fuerza descomunal.

Los centros escolares se convirtieron en albergues donde evacuar a los posibles damnificados y se prepararon las condiciones mínimas para elaborar alimentos en grandes cantidades.









En otra ciudad y en otra circunstancia habría carecido de valor, pero como se encontraban en Antilla, poblado bañado por las aguas de la Bahía de Nipe, el dato dejaba de ser un alfiler colocado en la cinta del tiempo para convertirse en una puerta iluminada. Cuatrocientos años atrás, según la leyenda y los testimonios recogidos en 1687 por un cura de la parroquia de las minas de Santiago del Prado, tres hombres en busca de sal llamados Juan Moreno, negro nacido esclavo, y los hermanos indios Rodrigo y Juan de Hoyos habían encontrado allí una virgen con el Niño Jesús en brazos. Navegaba sobre una tabla con la inscripción: “Yo soy la virgen de la Caridad”.

Desde entonces y, aunque la virgen solo tuvo en Antilla una ermita destruida a finales de los ‘60, queda la certeza de que, la Patrona de Cuba desde 1916, al ser encontrada en dichas aguas ofrece a la región un cariz místico. Para colmo, el huracán ocurrió el día exacto de su celebración. Por eso, cuando se divisó el lugar desde el vehículo en el que se movía la Brigada Artística proveniente de La Habana, la actriz Corina Mestre puso una voz vasta como su cuerpo y le comunicó a todos: “Por aquí apareció la Virgen del Cobre”. Inmediatamente se suscitó un intercambio que sólo llegó a término frente al Sectorial de Cultura.

Los artistas descendieron con los ojos puestos sobre los edificios aledaños. Los vecinos, por su parte, miraban admirados a la pléyade que acababa de llegar. El humorista Osvaldo Doimeadiós parecía consternado. Israel y Yoel, fundadores de Buena Fe, saludaban a las jovencitas que, conocedoras de su llegada, esperaban ansiosas por los alrededores. También saludó Nassiri Lugo. Fueron directamente al interior de la Institución, semi destruida, en la cual paraban aún varias familias. Allí les dieron la bienvenida.



La Brigada llegó a la ciudad de Holguín a principios de semana y desde entonces se habían presentado en Gibara y Banes. Además de Antilla, estarían en Fray Benito, Mayarí, Báguano y algunos barrios de Holguín. Al enterarse de los daños de Ike en el Oriente, los artistas no dudaron en solicitar al Ministerio de Cultura su presencia para llevar lo poco que podían a los más afectados: el arte. Lo dice Corina Mestre antes de iniciar cada presentación, dos por días. Se conmueve al ver frente a ella a tantos niños, mujeres y hombres que parecen olvidar por unos minutos el trauma del momento para transportarse a otro espacio: el de las sensaciones que provoca un chiste, una canción, un juego, un sonido.

Aunque bien acogidos, para la Brigada habanera el programa termina siendo agotador. El ritmo les hace improvisar en el camino. Rumbo a Gibara, el trecero Pancho Amat debió agrupar a los músicos de El Cabildo del Son para montar un tema con Beatriz Márquez. Escribió sobre varios papeles e imaginó lo que ensayaría luego en tierra. Así, el público ha escuchado los nuevos arreglos de un bolero clásico en el repertorio de “La musicalísima”, Espontáneamente. Al escucharlo, la población gibareña de El Güirito debió conmoverse tanto que regaló a los artistas un caracol como recuerdo de su visita. No podían conceder algo más. Es una zona costera desvastada donde entre las pocas cosas que dejaron intactas los vientos destacan los caracoles.

Antes de actuar, los artistas hacen cualquier cosa. Los payasos Tontolín y Lintonta reparten agua. El mago Azcuy cuenta anécdotas a los pasajeros más cercanos. Los holguineros del dúo humorístico Jaque Mate, incorporados a la Brigada, guían a los visitantes. Ireno García y Coralita Veloz observan a través de la ventana.
Al propio Ireno le ha impresionado que al descender, la gente lo reconozca en Antilla. “Mira a Ireno”, dice uno. Y en verdad es raro. Ireno no aparece tanto como su voz en la televisión. Pero también la gente sigue su voz, como la siguieron en la escuela “Miguel Salcedo”, una primaria con 170 evacuados, donde se presentó antes de hacerlo en el Parque Central. Los hombres se encaramaron en mesas. Los niños y mujeres hicieron corro alrededor de quienes actuaban. Ireno cantó con su voz íntima: Vamos a caminar, se está poniendo el sol…

En la tarde, el Parque Central estaba lleno de curiosos y los edificios cercanos colmados de un público heterogéneo. Buena parte de Antilla se había trasladado al lugar aunque todavía muchos se encontraban demasiado enfrascados en la recuperación como para irse a oír música. Cerca, varias mujeres salvaban libros en un almacén donde el agua y el viento dejaron estragos.




Al lado del Museo Municipal, antigua morada de René Ramos Latour, el legendario Daniel de la clandestinidad, un hombre había perdido la mitad del techo. Seguía encaramado en una escalera y martillaba mientras escuchaba música en un radio cercano. “Lo malo es que algunos funcionarios del municipio no han venido tanto como quisiéramos. Al menos a explicar, a solidarizarse. Si Fidel caminara, seguro habría ido ya a todos los sitios”.


La tarde era dura. Había un fuerte sol. El mar aparecía en calma. Antilla es un poblado que recuerda sus tiempos de abundancia, cuando era un puerto de valor y en sus tierras rondaba el recuerdo de habitantes tan exóticos como el pirata Wílliam Hasting. En un cerro cercano fueron encontrado una vez dos cemíes: Taguabo (Dios de la lluvia) y Maicabó (dios de la seca).



A las 5, los presentes disfrutaban a más no poder de la mejor materia de los artistas: sus sentimientos. La voz de “Pipo” Pérez se incrustaba en los techos derribados. La música de Buena Fe hacía blanco en los árboles. El Punto cubano de Celina González trinó al viento. Después de ver el Parque, recordé el tornado que amenazó al pueblo antes de diluirse en el aire para fortuna de todos. Pero no era en tornado real en lo que pensaba, sino en la canción del poeta. Allí sólo se necesitaba algo así, semejante a un rabo de nube humano: un barredor de tristezas, un aguacero en venganza que cuando escampe parezca nuestra esperanza.

viernes, 26 de septiembre de 2008

El segundo golpe para Gibara

Por Leandro Estupiñán / leandro@ahora.cu
Fotos: Amauris Betancourt / amauris@radioangulo.icrt.cu
Lo escuché de casualidad cuando avisaban al director provincial de cultura en la tarde del miércoles: el hombre a quien debe Cuba el Festival Internacional de Cine Pobre de Gibara acababa de morir.

Humberto Solás, uno de los cineastas más importantes del cine nacional, director de filmes como el emblemático Lucía (1970), Cecilia (1982 y 1983) y Un hombre de éxito (1986), estuvo en Holguín el pasado mes de abril para el esperado Festival de Cine Pobre, un encuentro que, gracias a su persistencia y dedicación, se ha convertido en plaza internacional para el cine de menos presupuesto.

Escogió la ciudad marítima de Gibara porque hasta allí llegó un día para filmar una de las historias de Lucía. Era la vida de una mujer que luchaba contra una sociedad machista, pero en Revolución, lo cual quería decir: en cambio. Desde entonces, Gibara se convirtió en un espacio fetiche, igual que fetiche sería la actriz Adela Legrá.

Luego, volvió al lugar para filmar una de sus películas recientes: Miel para Ochún (2005), entendida como ejemplo de lo que él consideró cine pobre. Lo dijo muchas veces: es un cine realizado con pocos recursos, pero con alto sentido artístico, estético y de contenido. Fue su última apuesta.

Un día de 2002 empezó a filmar esa última película. No había guión, aunque sí muchas cámaras. Las traían los muchachos que asistieron para aprender de los maestros. Habían acudido al llamado sin pensarlo mucho.



Hasta la ciudad de Gibara, que es como La Habana sin retoñar, llegaron músicos, cineastas, actores, pintores y figuras internacionales de gran trascendencia. Fue tanto el entusiasmo que se rumoró la visita del compositor de peso como el español Joaquín Sabina. Lamentablemente, Sabina no llegó, pero su ausencia quedó olvidada con los fuegos artificiales una noche en la que todos parecían cantar: peor para el sol…



Solás tampoco gritó Acción, sin embargo empezó a filmarse: quedaron recogidas las visitas de los desconocedores a los cines, las charlas de los expertos sobre cortos, filmes, los homenajes a los grandes creadores. De Gibara se iba la gente al mundo, y desde cualquier nacionalidad se regresaba a Holguín. Fue allí donde quedó perpetuada la memoria del Premio Nacional de cine en 2005.


Un día lo levaron a la esquina de Mártires y Frexes para que fuera testigo de la nueva creación. La esquina había quedado renovada con la aparición de una cafetería bautizada como Las Tres Lucías. Con su inauguración, la ciudad rendía homenaje al artista y al cine cubano.

El Café, hoy popular espacio, lucía carteles de cine y gigantografías de las tres actrices de la memorable película, entre las 10 mejores del cine de habla hispana. Se respiraba un ambiente agradable, bañado por el aroma del café y la banda sonora de conocidas películas.

Todo iba bien hasta que Solás vio en la esquina tres pequeños bustos. Se acercó hasta ellos y descubrió que eran réplicas de Titón, Santiago Álvarez y él mismo. El homenaje no le gustó y hubo que retirar el busto que reproducía su rostro. Aún no estaba muerto.

Solás era un hombre vital y filmaba una película, la cinta del hombre que eleva a sitios estelares el arte del tercer mundo, el cine de la isla de Cuba. Había convocado a sus amigos y no pensaba terminar. Faltaba aún mucho qué decir.

No había mucho tiempo. Hoy la cinta se ha terminado, y Solás no ha ordenado el concluyente: ¡Corten
Aquí se filmaron escenas de la película Lucia.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Moa tras paso del huracán Ike

Texto y fotos: Amauris Betancourt.
amauris@radioangulo.icrt.cu

Moa, el más industrial de los municipios de Holguín, sufrió cuantiosos daños como consecuencia del potente huracán Ike. Los vientos recios derribaron prácticamente de raíz los árboles de la ciudad.
Antes resultaba difícil alcanzar a ver partes de la ciudad al paso por algunas de sus avenidas, ahora emergen sus edificaciones por encima de los restos de la vegetación en pie y se distingue claramente el considerable volumen que ocupa la ciudad capital municipal.
Moa, conocida por su níquel tan importante para la economía cubana, tiene una población mixta, llegadas desde todas las partes del país para satisfacer las necesidades de mano de obra en las labores de la producción metalúrgica. Además de la población que hubo allí venida de la ex Unión Soviética con el fin de asesorar las labores de extracción, se suman hoy los asesores canadienses y los estudiantes, no solo de casi toda Cuba sino también de varios países, que asisten a la universidad. El huracán Ike afectó con igual fuerza a este municipio, y provocó los mismos daños que en otros, pero son menos perceptible, porque no alcanzan la magnitud en número que en los municipios de Antilla, Banes, Feyre y Gibara, todos ubicados en el litoral norte holguinero.
El proceso fabril del níquel quedó ligeramente afectado, pero el tesón de los mineros ha podido sobreponerse y la producción continúa estable en la empresa Pedro Soto Alba y se espera la pronta incorporación de la fábrica Comandante Ernesto Guevara.

Devastada Antilla por huracán Ike

Texto y fotos: Amauris Betancourt.

Antilla, el más pequeño en extensión y el menos poblado de los municipios de la provincia de Holguín, quedó completamente arrasado por la potencia de los vientos huracanados de Ike.
Antilla surge en1906 a la orilla de la Bahía de Nipe, la mayor del tipo de bolsa en el mundo, al asentarse el señor Van Horne, administrador de la Compañía del Ferrocarril de Cuba.Sus casas, mayoritariamente de madera al estilo del sur de EE.UU., fueron majestuosas y fuertes, pero han sido muy maltratadas por el paso del tiempo.
Su fondo habitacional asciende a unas tres mil 40 viviendas y poco pudieron hacer ante el poderoso meteoro que causó daños parciales o totales en 3 mil 25 de ellas.

Escuelas, semi-internados, instituciones culturales y casas de vecinos solidarios fueron los puntos de evacuacuón para las más 5 mil 520 personas, muchas de las cuales aún permanecen en estos lugares.
Pero Antilla se recupera y sus pobladores reciclan parte de los materiales en buen estado, mientras el Gobierno facilita poco a poco los suministros necesarios para la reconstrucción de esas casas.
Los antillanos mantienen, no obstante, su sano orgullo y en sus calles predomina el optimismo y la alegría, a juzgar por el agradable recibimiento a la brigada artística, en recorrido por la áreas más afectadas.
Resulta curioso, pero Ike golpeó a Antilla casualmente 400 años después de su hallazgo, según la leyenda, por tres pescadores, quienes encontraron la Santa Patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad del Cobre, en las aguas de la Bahía de Nipe.
Escuelas con severos daños en sus materiales de estudio.

Huracán Ike borra asentamiento en Gibara

Texto y fotos: Amauris Betancourt.
amauris@radioangulo.icrt.cu
Gibara, Holguín.-El Güirito, caserío ubicado entre el parque eólico y la ciudad de Gibara, prácticamente dejó de existir en apenas seis horas de la noche a la mañana durante los fuertes embates del huracán Ike del siete al ocho de septiembre.
Habitado por pescadores fue evacuado completamente durante la fase informativa. El asentamiento, a la entrada de la Bahía de Gibara, está desprotegido al carecer de muro de contención frente a un intenso oleaje por lo cual le resultó fácil al meteoro dañarlo con sus fuertes vientos y el mar lo penetró violentamente arrasando toda edificación a su paso.
El lugar quedó reducido a escombros y alguna que otra pared aislada. Pocas casas sobrevivieron al ímpetu de Ike. Los lugareños aun permanecen en sus puntos de evacuación, como muchas personas en este municipio de aproximadamente 73 mil habitantes, de los cuales, antes que Ike penetrara, 35 mil personas fueron evacuadas. Casi la mitad.
El casco histórico de la Villa Blanca, como también se le conoce a esta ciudad, no sufrió muchos daños, solo las partes más cercanas al mar, principalmente el malecón, destruidos en varios segmentos. Gibara se recupera, como todas las áreas afectadas de Cuba, pero de manera paulatina, porque los perjuicios son elevados y los recursos escasos por el bloqueo injusto y criminal del gobierno de Estados Unidos, que impide la llegada de los recursos que los cubanos pudieran comprar a compañías norteamericanas y en un mercado tan cercano para la Isla.
Escuela con techo destruido en el barrio de El Güirito.
Vista de una casa en la boca de la bahía de Gibara.
Malecón.
Asentamiento El Güirito.